El típico caso de "love it or hate it" , Ichi the Killer invita a la reflexión de la naturaleza violenta del hombre. Por lo general rechazo las películas como Saw o Hostel, donde utilizan el gore como dispositivo para explotar el morbo de la gente haciendo rodar cabezas y/o incluso elevando al asesino hacia un estatus de anti-heroe en algunas ocasiones.
Ichi the Killer nos muestra tal cual somos, sin rodeos, animales sedientos de sangre. Seria motivo de discusión eterna, si la película es solamente sadismo puro o si conscientemente utiliza la violencia extrema como motor, transformandola en una sátira; en una critica social descarada donde el humor negro es el resultado. Si es que nos decantamos por la segunda probabilidad entenderemos la genialidad del film y comprenderemos el verdadero mensaje del director Takashi Miike.
Nos vemos.
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